Bruce se quedó paralizado cuando escuchó una fuerte
explosión al otro lado del teléfono.
-¿Qué fue eso? ¡¿Está bien, inspector?! –gritó agarrando el
teléfono con fuerza.
-Sí, sí… son esos gitanos tirando petardos otra vez. Deben
estar celebrando una boda.
-Escúcheme, la bomba…
-Ya te he oído la primera vez. No estás dentro del caso, así
que no puedes involucrarte tanto. Si sabes algo más no dudes en llamarme… pero
procura que no vea tu maldito culo campando por aquí o va a caerte una buena,
¿entendiste?
-Sí, señor.
Al menos había avisado y no habrían heridos. En realidad, le
importaba muy poco que no lo dejaran acercarse a husmear; investigaría sin que
nadie lo supiese.
Volvió a su casa
y durmió hasta que su mujer lo despertó bien temprano diciendo que había una muchacha
que lo buscaba. Bajó al recibidor en batín y se sorprendió bastante al
encontrar a Lilah allí.
-Deja el abrigo en el perchero y pasa… -dijo medio dormido.
-No iba a venir, pero pensé que deberías saber que Barney el
dinosaurio está a salvo y se encuentra perfectamente. No es a mí a quien debes
buscar.
-Pero él está muerto, todos lo vimos. Y tú saliste corriendo
como si te persiguiera el diablo… ¡maldita sea, sólo alguien que es culpable
hace eso!
-Tenía mis motivos. Los restos que todos vieron no eran del
verdadero Barney, era un cebo. Había estado recibiendo cartas amenazadoras y
decidió pedir ayuda al EDSPGA. Nosotros lo ayudamos hasta que estuvo seguro.
-¿El EDSPGA? ¿Qué organización es esa?
-Equipo De Socorro Pa Gente Amenazá. Tenemos la sede en San
Francisco, puedes comprarte una gorra.
-Ya veo…
-Bien, pues yo debo irme.
-En fin, no olvides tu…-dijo Bruce girándose hacia el
perchero para darle su abrigo, y se quedó sin palabras cuando vio que el abrigo
ya no estaba colgado ni ella seguía ahí al girarse de nuevo.
Decidió ir a la comisaría para ver si tenían algo nuevo. Se
encontró allí a su amigo el Sabueso, que se limpiaba las gafas con un pañuelo
de tela bastante hortera.
-Eh, Sabueso, ¿cómo lo llevas?
-Ah no, Bruce. Me han dicho que no puedo hablar contigo del
caso del dinosaurio.
-Tranquilo hombre, no pensaba preguntarte nada.
¿Consiguieron desactivar la bomba anoche? ¿Estaba donde dije?
-Sí, sí. Tal y como dijiste, tenía una cuenta atrás.
Afortunadamente todos salieron bien parados.
Bruce se metió las manos en los bolsillos y frunció el ceño
antes de decir lo que estaba pensando.
-Oye, el cuerpo que examinamos no era del verdadero Barney.
Deberías comunicárselo a…
-Claro que ese no era Barney, era un señuelo del EDSPGA.
-Hay que joderse, ¿estáis todos al tanto de ese EDSPGA?
-Estás preguntando demasiado, pero sí. El ADN no era el de
Barney y ellos aparecieron a explicar por qué. Aunque todavía no tenemos pistas
sobre el asesino…
El Sabueso calló de repente al ver entrar al inspector
Rasnick que iba como una bala y llevaba cara de malas pulgas.
-¡Me han quemado el coche! –sus ojos se salieron de las
órbitas al ver a Bruce- ¡Reese! ¡¿Qué haces tú aquí?! ¡Creí haberte dejado bien
claro que no quería ver tu maldito culo a menos de un kilómetro del mío!
-Trabajo aquí, señor. Pero… ¿qué le ha pasado a su coche?
-¡Un hijo de puta lo hizo arder! Y tengo una ligera sospecha
de quién fue… mirad esta nota.
El inspector Rasnick les tendió un trozo de papel chamuscado
que decía lo siguiente:
Te crees muy listo,
pero yo lo soy más. ¿Así que me dais el cambiazo con el dinosaurio? ¡Pues no me
importa, porque te quemo el coche! Ahora te jodes y te gastas en reparaciones
lo mismo que yo en material. Así aprenderás a no fastidiar un asesinato.
Barney Green
Bruce no pudo evitar sonreír al leer la nota.
-¿Y ahora qué, señor?
-¿Ahora qué? Ahora a llevar el coche a arreglar. Caso
cerrado, Reese… ve buscando uno nuevo mientras llevo el coche al taller.
Y así fue como Barney el dinosaurio salvó su gomaespumoso pellejo por los
pelos. Pocos días después Oprah lo recibió como invitado y su cara salió en
primera plana durante varios días. Le hicieron una entrevista al inspector
Rasnick en la que roció de café a un periodista, y la venta de gorras del
EDSPGA se disparó por las nubes. Pero nadie mencionó al siniestro Barney Green.
Eres una genia.
Mucha imaginación.
Me gusta :)
Alicia