Hace 50.000 años la Tierra no era exactamente igual que
ahora. Sé que es difícil de creer, pero así es. Los edificios no crecían de la
tierra ni los aviones salían de las nubes como ahora. De hecho, es probable que
no existieran los edificios ni los aviones. Y tampoco se conocían muchas cosas
que ahora se consideran de lo más corrientes. Hoy voy a hablaros del
descubrimiento del fuego.
Estamos en pleno invierno y en la época del Homo Erectus. La
gente tenía bastante frío e intentaba emigrar a alguna parte donde pudiera
refugiarse mejor del clima. Pero el pobre Homo Erectus no hacía más que dar
vueltas por el mundo sin encontrar un lugar cómodo. Ellos dieron muchas vueltas
que les costaban 120 días, y esto fue lo que inspiró a uno de los antepasados
de Willy Fog para batir un récord y conseguir dar la vuelta al mundo en 80
días. Este anhelo pasó de generación en generación hasta que un día el buen
Willy pudo conseguirlo. Pero no nos desviemos.
Cuando una pequeña tribu de Homo Erectus llegó al hemisferio
sud, todos se pusieron muy contentos porque sabían que podrían refugiarse allí
en invierno y al fin dejarían de tener tantas bajas por congelación. Así que
eso fue lo que estuvieron haciendo durante años. Se desplazaban al lugar que
más les convenía según el clima y factores varios.
Pero llegó un año en que la cosa fue distinta. Había llegado
el invierno al hemisferio norte y ellos corrieron al hemisferio sud para
evitarlo como de costumbre. Al llegar se quedaron bastante desconcertados, ya
que se encontraban en medio de una terrible y helada tormenta. Eso no era habitual
en verano, pero los Homo Erectus no eran nada tontos y sabían que allí no podía
ser invierno, así que decidieron quedarse a esperar a que la tormenta se
calmase.
Pasaban los días, las semanas y los meses y la tormenta no
cesó. Pronto calcularon que el verano llegaría al hemisferio norte y volvieron
a viajar, pero la tormenta los perseguía allá a donde fueran. Era como si esa
tormenta cubriera todo el planeta.
Los pobres Homo Erectus no sabían lo que ocurría y no
encontraban ninguna explicación para lo que sucedía. Comenzaron a hacer
sacrificios, rituales satánicos, manifestaciones hippies y construyeron la
primera fábrica de paraguas de la historia. Pero ellos no querían llevar un
paraguas todo el día, querían que dejara de llover y no sabían cómo. ¿Qué
estaba pasando?
Ellos no lo sabían, pero yo sí. Mirando hacia el cielo, justo
en el foco de la tormenta, vivían los dioses. Los dioses tampoco eran iguales
hace 50.000 años, todos evolucionaron como pokémon. El caso es que los antiguos
dioses también tenían bufones que los entretenían. El bufón de Poseidón era un
tipo bajito, de pelo canoso y extremadamente molesto. Además era malísimo
contando chistes, él era el único que se reía de sus crueles bromas. Por eso,
Poseidón estaba enfadado con él e intentaba mojarlo para que callase, pero el
bufón siempre lo esquivaba. Toda el agua que Poseidón tiraba desde arriba para
su bufón había provocado la tormenta que tanto persistía en la Tierra.
Un buen día, los demás dioses se hartaron y decidieron a
piedra papel tijera quién era el que debía ir a decirles que se callaran los
dos. Thor perdió y le tocó ir a él. Enfadado, se dirigió al templo de Poseidón
y abrió las puertas de una patada.
-¡Me cago en el puto Odín, que os calléis! –gritó, no por su
enfado, que también, sino para hacerse oír por encima de Poseidón y su bufón.
El bufón de Poseidón comenzó a reír de forma frenética y la
cara de Thor se tornó escarlata.
-¡Deja de reír!
-¡Jajajajajaja!
-¡Cállate!
-¡Jajajajajaja!
-¡Serás necio! –dijo antes de lanzarle un trueno en todo el
pecho y hacerlo caer a la Tierra dando vueltas como si fuera obra de un penalti
de Ramos.
-¿Pero qué has hecho? –le reprochó Poseidón.
-¡Conseguir el maldito silencio! –y dicho esto, se largó.
De vuelta a la Tierra, la tormenta paró. El bufón de Poseidón
caía envuelto en el trueno de Thor y al hacer contacto con los gases de la
atmósfera, se prendió fuego y comenzó a ganar radiación hasta que su piel se
volvió verde. Cayó encima de un árbol, haciendo que este se incendiara.
Justo al lado había una cueva donde vivía una tribu de Homo
Erectus. Se asomaron para ver qué había sido el estruendo, y al acercarse
comprobaron que el fuego les daba calor y que ya no necesitarían estar trasladándose
siempre para evitar el frío.
El bufón de Thor salió de allí corriendo sin que nadie lo
viera y decidió vivir solo. Descubrió que además de tener la piel verde también
había conseguido superpoderes que le
permitían quemar cosas. Desgraciadamente lo descubrió provocándole una combustión
espontánea a un jabalí, aunque al menos tuvo qué cenar aquella noche. Todo
aquello lo hacía reír como loco.
Poseidón escuchó sus carcajadas y, ya que fue su bufón una
vez, se sintió responsable y decidió mudarse a la Tierra donde podría combatir
su fuego desde su nueva casa: el mar.
El bufón verde se hizo llamar Barney Green, del que sólo
unos pocos han oído hablar. Él evita el mar para poderse dedicar a quemar el
planeta sin que su antiguo amo lo moleste.
Guau, la piel de gallina. Desde lo de Willy Fog, pasando por el puto Odín, jajajajaja, y por el origen del mar y del fuego. ¡Y de todo!
¿Pero cómo consigues hilarlo todo?
Un beso y espero tu respuesta, y dentro de poco, otro cuento.
M.